miércoles, 27 de marzo de 2019

fosilres





Los fósiles

Los fósiles son los restos o despojos de plantas o animales muertos hace tiempo que no sufrieron el proceso de putrefacción y que, al cabo de muchos años, pasaron a formar parte de una corteza de la tierra.
Un fósil puede estar formado por el mismo despojo del organismo muerto, por su impresión en el sedimento, o por las marcas que dejo en vida, en tal caso son restos fósiles.
Para que la fosilización tenga efecto, es necesario un entierro rápido generalmente por sedimento hídrico. A este proceso le sigue una alteración química, en la que puede añadirse o suprimirse sustancias minerales.

La fosilización

La fosilización en el mejor de los casos, es un proceso aventurado que depende de una concatenación de circunstancias favorables. La gran mayoría de plantas y animales que alguna vez vivieron desaparecieron por completo, sin dejar rastro alguno, sin dejar registro fósil. Excepto en raras excepciones, sólo quedan
Fosilizados el esqueleto y las partes duras del organismo. Este, al descomponerse en el interior del sedimento, altera las condiciones locales y promueve la incorporación de sales minerales en su estructura misma, un proceso que recibe el nombre de mineralización. Este cambio químico permite al fósil volverse más resistente que el sedimento circundante.
Después de la muerte, un organismo puede desintegrarse lentamente  o quedarse enterrado en sedimento blando. En este último caso también puede ser digerido o alterado por organismos sedtmentfuoros, o bien re expuesto por la actividad de las corrientes o las olas . A medida que se compacta el sedimento y que tienen lugar las complejas reacciones de diagénesis, el fósil puede disolverse. Pero si el sedimento es suficientemente consolidado, puede formarse un molde. La percolación de disoluciones minerales puede rellenar el molde, creándose así un molde interno permanente. Algunos entran en el sedimento poco alterados por la mineralizaron. Con la acción de la profundidad, temperatura, tiempo y presión, las rocas sedimentarias son destruidas. Cuando las rocas se pliegan y erosionan, los fósiles pueden aflorar a la superficie.
Fosiles Trilobites

Paleontología.

Se llama Paleontología la ciencia que estudia los fósiles, entendiéndose por tales los restos mineralizados de animales y vegetales antiguos, o bien las impresiones o huellas que dejaron entre los sedimentos en que vivieron o fueron enterrados.
En ocasiones, la fosilización por petrificación es tan perfecta que se efectúa molécula a molécula, pudiendo conservarse la estructura íntima en el fósil y ser estudiados los tejidos al microscopio.
Otro procedimiento de fosilización es la incrustación de los seres orgánicos antiguos por las aguas meteóricas cargadas de bicarbonato cálcico o las termales que llevan consigo sílex, ópalo, etc. No deben, sin embargo, considerarse fósiles ciertas incrustaciones de seres orgánicos actuales, principalmente vegetales, que se producen rápidamente. La materia orgánica desaparece pronto quedando sólo la sustancia mineral. Así ocurre con los travertinos y tobas del lago de Bañólas y las aguas calizas del río Piedra que precipitan sobre los seres orgánicos tal cantidad de caliza que los incluye con rapidez. Les falta el carácter de antigüedad que hay que tener en cuenta en el concepto de fósil.
En cambio se llaman también fósiles, dándole mayor amplitud al concepto de esta palabra, los animales y vegetales antiguos que se han conservado en su totalidad, como los insectos y arañas englobados en el ámbar o resina de antiguas Coníferas; el rinoceronte encontrado en los depósitos de petróleo de Austria; los mamuts o elefantes lanudos conservados con su piel y su carne después de miles de años entre los hielos de Siberia; y los insectos, salamandras, ranas, que se hallan en las pizarras petrolíferas del yacimiento de azufre de Libros (Teruel), que si no nos han legado sus partes blandas, nos presentan vestigios de su constitución
Salvo los casos de animales que se conservan en su totalidad, lo frecuente es que fosilicen las partes duras, como las conchas de moluscos, caparazones de equinodermos, poliperos, huesos y dientes de vertebrados, etc., así como la madera o leño de los vegetales.
fotos fosiles
Son fósiles igualmente las huellas de paso de animales antiguos, impresiones de lluvia, rizaduras del viento y del oleaje, etc., sobre terrenos blandos, actualmente bien consolidados, que proporcionan al geólogo interesantes datos sobre los animales y vegetales de entonces, la geografía y el clima de pasadas épocas, etc. 
Un procedimiento sencillo de fosilización es la formación de moldes. Si un animal, por ejemplo un molusco, queda enterrado, los sedimentos se adaptan completamente a su forma exterior reproduciendo todos sus detalles. Cuando la roca sedimentaria se endurece, conserva el molde externo del citado animal. El barro o sedimento ha podido penetrar en la zona interna de la concha, después que las partes blandas desaparecieron por putrefacción, o bien el depósito se ha producido mediante una precipitación química. El relleno, consolidado posteriormente, constituye su molde interno
Es frecuente encontrar fósiles de vegetales en forma de moldes entre las capas carboníferas, así como también de hojas que cayeron sobre el barro, endurecido después, pero lo general es que los vegetales al fosilizarse y enriquecerse en carbono, lo hagan en masas de considerable volumen.

Foraminíferos

Foraminiferos
Los Foraminífer

 Foramin

lunes, 18 de marzo de 2019

La Dolores





La Dolores

La Dolores
-
AutorTomás Bretón
GéneroÓpera
Basado enbasado en la obra teatral de Feliú y Codina
Publicación
IdiomaEspañol
Música
CompositorTomás Bretón
Puesta en escena
Lugar de estrenoTeatro de la Zarzuela
Fecha de estreno16 de marzo de 1895
Libretistael compositor
La Dolores es una ópera de Tomás Bretón estrenada el 16 de marzo de 1895 en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, según un libreto escrito por el mismo Tomás Bretón, basándose en la obra teatral de su amigo Feliú y Codina, y haciendo aún más popular el mito de “La Dolores

viernes, 15 de marzo de 2019

NATULEZA

Wild Nature. Naturaleza salvaje music from Cecilia Bartoli

miércoles, 13 de marzo de 2019

jueves, 7 de marzo de 2019

Biografía de Rosalía de Castro

Rosalía de Castro

(Santiago de Compostela, España, 1837 - Padrón, id., 1885) Escritora española en lenguas castellana y gallega. Perteneciente por línea materna a una familia noble, su adolescencia estuvo dominada por una profunda crisis debida al descubrimiento de su condición de hija ilegítima de un sacerdote, y por una delicada salud, que jamás mejoró.

Rosalía de Castro
Su primer libro, La flor, se publicó en Madrid en 1857 y recibió elogiosas críticas de Manuel Martínez Murguía, crítico destacado del Renacimiento gallego, con quien Rosalía de Castro contrajo matrimonio al año siguiente. Vivió en medio de constantes penurias económicas, dedicada a su hogar y a sus hijos; la muerte de su madre y la de uno de sus hijos fueron dos duros golpes para ella.
A esta amarga experiencia se refiere su primera obra de madurez, el libro de poemas A mi madre (1863), al cual siguieron los Cantares gallegos (1863), canto a su Galicia rural, lleno de añoranza y denuncia ante la explotación de los segadores por parte de Castilla. Con Cantares gallegos, escrito íntegramente en lengua gallega, dio comienzo el renacimiento poético en esa lengua, que pronto respaldarían Manuel Curros Enríquez y Eduardo Pondal.
Regresó después a la novela con Ruinas (1866), historia de tres mujeres ejemplares y desdichadas en el seno de un ambiente moderno que perciben como ajeno. Un año después se publicó su obra narrativa más conseguida, El caballero de las botas azules (1867), novela misteriosa y fantástica que conecta con lo mejor de su labor lírica.
En 1880 apareció su segundo libro en gallego, las Follas novas, expresión angustiada e intimista sobre la muerte y la soledad del ser humano. Cierran su producción literaria la novela El primer loco (1881) y el poemario en lengua castellana En las orillas del Sar (1885); este último continúa la línea de meditación metafísica iniciada con Follas novas, si bien acentuando esta vez el sentimiento religioso

Fonoteca de Rosalía de Castro

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La obra de Rosalía, que se mueve entre una preocupación de tipo social por las duras condiciones de los pescadores y los campesinos gallegos y otra de carácter metafísico que la sitúa dentro de la literatura existencial, se ha equiparado a la de Gustavo Adolfo Bécquer en tanto que representante tardía del Romanticismo español, si bien esta relación viene más por la comunidad de fuentes literarias que por una real afinidad de actitud literaria y vital. Bécquer y Rosalía son señalados por la crítica como los iniciadores de la poesía española contemporánea; los versos de Rosalía anticiparon algunos aspectos del modernismo de Rubén Darío, y su influencia se extendió, a través de Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez, a la generación del 27.
La poesía de Rosalía de Castro, en particular, denota ansiedad, una inquietud angustiada ante extraños presentimientos que se perciben como propios en el más cercano entorno. Asimismo, su dolorosa sensibilidad proyectó un conjunto de magníficas visiones del paisaje gallego en las que predomina una atmósfera gris de tristeza indefinible. Esa sensibilidad fue la que transportó una concepción de la naturaleza como la de una realidad animada, misteriosa, y cuyos signos más visibles hablan de una vida doliente.

Fonocaptor de Rosalía de Castro

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    Título:
    Follas novas / Rosalía de Castro
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    Autor:
    Castro, Rosalía de, 1837-1885
    Fondo:
     5 títulos asociados

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    Catálogo de obras de Rosalía de Castro

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    Cronología de Rosalía de Castro

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    Relación de años y hechos ocurridos en cada uno de ellos
    AñoAcontecimientos de la vida y obra de Rosalía de Castro
    1837Nacimiento de Rosalía de Castro en Santiago de Compostela. Decreto de Mendizábal de desamortización de los bienes de las órdenes religiosas. El pretendiente Carlos llega a Madrid. Estreno de Los amantes de Teruel de Hartzenbusch y de Muérete y verás de Bretón de los Herreros. Berlioz, RequiemPoesías, de Zorrilla, El estudiante de Salamanca, de Espronceda, Doña Isabel de Solís, Martínez de la Rosa. Muerte de Mariano José de Larra.
    1839Convenio de Vergara y fin de la primera guerra carlista.
    1840Revolución progresista, María Cristina se exilia en Francia y Regencia de Espartero. Espronceda comienza a publicar El Diablo mundoLa redoma encantada, de Hartzenbusch.
    1841Poesías de Gertrudis Gómez de Avellaneda. Al año siguiente muere Espronceda.
    1843Pronunciamiento de Narváez y caída de Espartero. Isabel II alcanza la mayoría de edad. El Duque de Rivas es elegido Senador por Córdoba y vicepresidente del Senado. Zorrilla, El puñal del godo, Wagner, El buque fantasma. Nace Benito Pérez Galdós.
    1844Subida de Narváez al poder. Gil y Carrasco, El señor de Bembibre, Alejandro Dumas, Los tres mosqueteros. Estreno de Don Juan Tenorio de Zorrilla.
    1845Nueva Constitución de carácter moderado. El cuervo de Edgar Allan Poe, Carmen de Mérimée, El conde de Montecristo de Alejandro Dumas.
    1847Zorrilla, Traidor, inconfeso y mártir.
    1848Manifiesto comunista de Marx y Engels, Dickens, David Copperfield.
    1849Fernán Caballero publica La gaviota.
    1850Chateaubriand, Memorias de ultratumba.
    1852Napoleón III, emperador de Francia. Catecismo positivista de Augusto Comte.
    1854Comienza el bienio progresista.
    1856Madame Bovary de Flaubert.
    1857Rosalía de Castro, La Flor. Nacimiento de Alfonso XII. Sanz del Río, Discurso de inauguración del curso académico.
    1859Se casa con Manuel de Murguía. Publica La hija del mar. Darwin, El origen de las especies.
    1860Sanz del Río, El Ideal de la Humanidad para la vida.
    1861Publica Flavio.
    1863Publica A mi madre y Cantares gallegos.
    1864Primera Internacional. Tolstoi, Guerra y Paz. Nace Miguel de Unamuno. Galdós mantiene sus estudios de Derecho de manera irregular pero, en cambio, frecuenta el Ateneo y es un gran lector de los clásicos europeos.
    1866Publica el cuadro de costumbres El Cadiceño y la novela Ruinas. Dostoievski, Crimen y castigo.
    1867Publicará su novela más larga y más ambiciosa: El caballero de las botas azules.
    1868Revolución Septembrina y fin del reinado de Isabel II. Marx, El Capital.
    1869Muere Sanz del Río.
    1870Asesinato de Prim. Albareda le ofrece a Benito Pérez Galdós colaborar en la Revista de España. A finales de este año está en las librerías La Fontana de Oro.
    1871Darwin, El origen del hombre.
    1872Nace Pío Baroja.
    1873Galdós publica Trafalgar. Se proclama la Primera República. Valera, Pepita Jiménez.
    1874Perojo, Ensayos sobre el Movimiento Intelectual en Alemania. Se funda la Revista Contemporánea.
    1875Restauración monárquica. Alfonso XII.
    1876Fundación de la Institución Libre de Enseñanza. Pi y Margall, Las Nacionalidades.
    1879Fundación del PSOE.
    1880Publicación de Follas Novas.
    1881Publicación de El primer loco. Regresan a la universidad los catedráticos krausistas. Echegaray, El gran Galeoto. Menéndez Pelayo, Historia de los heterodoxos españoles. Bigot había dado a conocer a Zola.
    1882Suceso de la Mano Negra; se crea la Comisión de Reformas Sociales; Cossío, Director del Museo Pedagógico Nacional. Leopoldo Alas, «Clarín», La Regenta.
    1883Nace José Ortega y Gasset. Galdós comienza su prolongada e interesante colaboración con La Prensa de Buenos Aires. Cada vez más admirado por Clarín.
    1884Publicación de su último libro de poemas: En las orillas del Sar.
    1885Muere Alfonso XII. Valera y Menéndez Pelayo comienzan los preparativos para proponer a Galdós como académico. Muere Rosalía de 

    Biografía de Rosalía de Castro

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    Nació Rosalía de Castro en Santiago de Compostela el 24 de febrero de 1837. En su partida de nacimiento figura como «hija de padres incógnitos», puntualizándose, sin embargo, que «va sin número por no haber pasado a la Inclusa».
    Durante mucho tiempo la irregularidad de su nacimiento originó cierto desconcierto en la crítica, quizá porque se juzgaba impertinente o poco respetuoso con tal excelsa figura de las letras gallegas indagar en lo que parecían «trapos sucios» de la familia. Afortunadamente esos tiempos han pasado y hoy existen estudios rigurosos que permiten conocer perfectamente los antecedentes familiares de Rosalía.
    Su madre, doña María Teresa de la Cruz de Castro y Abadía, de familia hidalga venida a menos, nació el 24 de noviembre de 1804. Doña Teresa tenía treinta y dos años y tres meses cuando nació Rosalía. Su padre, don José Martínez Viojo, nacido el 7 de febrero de 1798 acababa de cumplir treinta y nueve, y era sacerdote; no pudo, por tanto, reconocer, ni legitimar a su hija, aunque sí parece que se interesó por ella y encargó de su cuidado a sus hermanas.
    Fueron las tías paternas de Rosalía, doña Teresa y doña María Josefa, quienes se hicieron cargo de la chiquilla en los primeros tiempos, llevándola a vivir con ellas, primero en Ortoño en la casa familiar llamada «Casa do Castro», y después en Padrón.
    Un detalle que queda sin aclarar es la personalidad de la madrina de Rosalía, la mujer que la llevó a bautizar y que, según la partida de nacimiento, se llamaba Francisca Martínez y era «natural de San Juan del Campo». Según los datos de Caamaño Bournacell, no era hermana del padre (pese a la similitud de su primer apellido, por otra parte muy corriente). ¿Podría ser alguien enviado por doña Teresa de Castro? No se sabe.
    Parece, a la luz de los hechos conocidos, que la madre no se atrevió a afrontar sola el nacimiento de su hija en los primeros momentos, ya que en la partida de bautismo Rosalía parece como hija de «padres incógnitos». Es una actitud disculpable y explicable por la presión social e incluso por la vergüenza que debió de producir aquel nacimiento «sacrílego» en la familia materna.
    Aunque no sabemos con exactitud en qué momento doña Teresa se hizo cargo de su hija, se van encontrando testimonios que indican que lo hizo cuando Rosalía era aun una niña. En un registro del Ayuntamiento de Padrón del 17 de septiembre de 1842, dado a conocer por Manuel Pérez Grueiro (véase Andrés Pociña y Aurora López, Rosalía de Castro. Estudios sobre su vida y su obrap. 24), consta que reside en aquella localidad doña Teresa de Castro, con su hija Rosalía y una criada llamada María Martínez. En ese registro se dice que el estado civil de doña Teresa es el de soltera y que tiene treinta seis años (dato erróneo, ya que, partiendo de la fecha de nacimiento del Libro de Bautizados de Iria Flavia, había nacido el 24 de noviembre de 1804; estaba, pues, a punto de cumplir treinta y ocho años). Rosalía tiene en ese momento cinco años y siete meses. ¿Fue entonces cuando su madre se la llevó a vivir con ella? Mientras no aparezcan otros documentos, se puede considerar que probablemente esa es la fecha en la que madre e hija comenzaron a vivir juntas.
    Un capítulo interesante desde el punto de vista psicológico lo constituyen las relaciones de Rosalía con su madre. No sabemos si doña Teresa vio con frecuencia a su hija mientras ésta vivió con la familia paterna; quizá sí. Y el hecho de vivir con ella desde los cinco años explica el profundo cariño que llegó a inspirar a su hija. Rosalía se casa en el año 1858, interrumpiéndose la convivencia entre las dos mujeres. Doña Teresa muere repentinamente cuatro años más tarde, en 1862. Rosalía escribe entonces un tomito de poesías, A mi madre, donde da muestras de un gran dolor y sobre todo de un sentimiento de soledad que ya no la abandonará nunca. Nada pudo llenar el hueco que había dejado la madre en su vida.
    Rosalía debió de sentir por su madre, además de cariño, compasión y agradecimiento. Como tantas protagonistas de sus poemas, su madre era la pobre mujer enamorada y engañada por el varón. Pero era también la mujer que, finalmente, se enfrentó a la sociedad para reconocer el fruto de su desliz y reparar así su falta. En su primera novela La hija del mar, Rosalía brinda un homenaje al valor de su madre cuando, refiriéndose a una niña expósita dice: «Hija de un momento de perdición, su madre no tuvo siquiera para santificar su yerro aquel amor con que una madre desdichada hace respetar su desgracia ante todas las miradas, desde las más púdicas hasta las más hipócritas».
    No sabemos hasta qué punto estos acontecimientos de los primeros años de su vida y su nacimiento irregular influyeron en el carácter y en la obra de Rosalía. La crítica ha tendido a destacar la importancia de aquellos hechos. Rof Carballo señaló la coincidencia de ciertos rasgos de su mundo poético con la ausencia de una «imago» paterna en la formación de su personalidad.
    José Luis Varela interpreta el símbolo de la negra sombra poniéndolo en estrecha relación con la «oscuridad» de sus orígenes.
    Xesús Alonso Montero destaca la presión social que sufrieron la niña y la madre y cómo ese ambiente condicionó la personalidad adulta de Rosalía.
    En cuanto a mí, no me cabe duda de que algunos caracteres de su visión del mundo -por ejemplo, la vinculación de amor, remordimiento, pecado- están íntimamente relacionados con su historia familiar.
    Aunque la sociedad gallega tenga frente a los hijos naturales una actitud más abierta y comprensiva que otras sociedades, el hecho de ser «hija de cura» debió de inclinar la balanza negativamente del lado de las reticencias. No parece extraño que en una niña sensible e inteligente la falta de padre y su condición de fruto de amores prohibidos influyeran en su carácter y en su concepción de la vida.
    ¿Qué clase de instrucción recibió Rosalía? Parece que fue escasa. No sabemos si cursó estudios, aunque los biógrafos se inclinan a pensar que no, excepto algo de Dibujo y Música en las aulas de la Sociedad Económica de Amigos del País. Un índice de su escasa escolaridad son las abundantes faltas de ortografía de los autógrafos que conservamos de ella.
    Un capítulo importantísimo en su vida son sus relaciones con Manuel Murguía con quien contrae matrimonio el 10 de octubre de 1858. Las opiniones de la crítica sobre la vida en común de la pareja son tan contradictorias que pueden sumir al lector en la perplejidad.
    Xesús Alonso Montero afirma «siempre he creído que la decisión de casarse con este hombre es un acto propio de quien, abrumado por las circunstancias, se ve en la necesidad de aceptar la menor oportunidad».
    Por el contrario, leemos en Bouza Brey: «Daman do seu home, pois, entróu Rosalía na groria, xa que foi o primeiro ademirador das suas escelsas coalidás poéticas, con sacrificio escomasí das propias, como ben señala o escritor don Xoán Naya; e nunca xamáis lle pagará Galicia a don Manuel Murguía o desvelo que puxo en dar a conocer as vibracións de aquel esquisito esprito. O nome de Murguía ten de figurar ó frente de toda obra de Rosalía polo amoroso coido que puxo no seu brilo frente á recatada actitude da súa esposa, apartada sempre dos cenáculos onde se forxan, con razón ou sin ela, as sonas literarias».
    Si en su vida íntima fueron felices o desgraciados, si hubo por parte de Murguía infidelidad, ya sólo lo sabrán ellos y algunos que no han querido decirlo. A nosotros nos toca únicamente exponer los hechos que conocemos y darles nuestra propia interpretación.
    Un hecho que me parece altamente significativo y que ya comenté en otro lugar es la destrucción de las cartas de Rosalía que realizó su esposo, al final de su vida. El propio Murguía nos cuenta este episodio:
    Como ya se acercan los días de la muerte, he empezado por leer y romper las cartas de aquella que tanto amé en este mundo. Fui leyéndolas y renovándose en mi corazón alegrías, tristezas, esperanzas, desengaños, pero tan llenas de uno que en realidad, al hacerlas pedazos, como cosas inútiles y que a nadie importan, sentí renovarse las alegrías y dolores de otros tiempos.
    Verdaderamente la vejez es un misterio, una cosa sin nombre, cuando he podido leer aquellas cartas que me hablaban de mis días pasados, sin que ni mi corazón ni mis ojos sangraran. ¿Para qué?, para que me decían. Si hemos de vernos pronto, ya hablaremos en el más alla.
    Si es cierto que, gracias a su esposo, Rosalía se lanzó a la vida literaria y eso le hemos de agradecer, también lo es que nos privó, con la destrucción de las cartas, de un elemento importante para conocer su carácter y su obra. ¿Cuántos misterios de su poesía, cuántas alusiones que nos desconciertan por ignorar su verdadero significado, no se hubieran aclarado conociendo sus cartas? Murguía era consciente de la importancia de ellas, aunque insista repetidamente en que sólo interesan a ellos dos:
    Pero si las leí sin que mi alma se anonadase en su pena, no fue sin que el corazón que había escrito las líneas que acababa de leer, se me presentase tal como fue, tal cual nadie es capaz de presumir.
    Es, pues, la imagen de Rosalía «tal como fue, tal cual nadie es capaz de presumir» lo que Murguía destruyó para la posteridad. Cabe preguntarse por qué. Quizá porque la imagen de su vida matrimonial no era tan perfecta o ejemplar como él hubiera, a posteriori, deseado.
    En las escasas cartas o fragmentos conservados, encontramos reproches unidos a confesiones de cariño, exigencias o disculpas por esas exigencias, que pueden parecer excesivas. Veamos algún ejemplo:
    Mi querido Manolo: No debía escribirte hoy, pues tú me dices lo haga yo todos los días, escaseas las tuyas cuanto puedes, pues casualmente los dos días peores que he tenido, hasta me aconteció la fatalidad de no recibir carta tuya. Ya me vas acostumbrando, y como todo depende de la costumbre, ya no hace tanto efecto; sin embargo, estos días en que me encuentro enferma, como estoy más susceptible, lo siento más. Te perdono, sin embargo, aunque sé que no tendrías otro motivo para no escribirme que el de algún paseíto con Indalecio, u otra cosa parecida.
    Veamos otro fragmento:
    Estando lejos de ti vuelvo a recobrar fácilmente la aspereza de mi carácter que tú templas admirablemente, y eso que, a veces, me haces rabiar, como sucede cuando te da por estar fuera de casa desde que amanece hasta que te vas a la cama, lo mismo que si en tu casa te mortificasen con cilicios.
    La impresión que sacamos de los escasos restos conservados es que Rosalía encontró en Murguía uno de los pocos apoyos de que disfrutó en su vida, que le consideraba como «la persona a quien más se quiere en el mundo», que muchas veces no se sentía correspondida en la misma medida, y que, entonces, o rabiaba o hacía «reflexiones harto filosóficas respecto a la realidad de los maridos y la inestabilidad de los sentimientos humanos».
    Un punto de la biografía de Rosalía en el que hubo bastante confusión se refiere al número de sus hijos e, incluso, a su sexo. Tras los trabajos de Caamaño Bournacell -ya citado- y de Bouza Brey, la cuestión ha quedado aclarada. Tuvo los hijos siguientes:
    • Alejandra, nacida en mayo de 1859 en Santiago de Compostela, casi a los siete meses exactos del matrimonio de sus padres. Murió en 1937.
    • Aura, nacida en diciembre de 1868 (obsérvese el largo intervalo sin descendencia). Murió en 1942.
    • Gala y Ovidio, gemelos, nacidos en julio de 1871. La primera murió en 1964; Ovidio, en 1900.
    • Amara, nacida en julio de 1873. Murió en 1921.
    • Adriano Honorato Alejandro, nacido en marzo de 1875, murió en noviembre de 1876 a consecuencia de una caída.
    • Valentina, nacida muerta en febrero de 1877.
    Murió Rosalía el 15 de julio de 1885. Recordemos sus últimos momentos a través del relato de González Besada:
    (...) recibió con fervor los Santos Sacramentos, recitando en voz baja sus predilectas oraciones. Encargó a sus hijos quemasen los trabajos literarios que, reunidos y ordenados por ella misma, dejaba sin publicar, dispuso se la enterrara en el cementerio de Adina, y pidiendo un ramo de pensamientos, la flor de su predilección, no bien se lo acercó a los labios sufrió un ahogo que fue el comienzo de su agonía. Delirante, y nublada la vista, dijo a su hija Alejandra: «Abre esa ventana, que quiero ver el mar», y cerrando sus ojos para siempre, expiró...
    Desde Padrón, en donde murió Rosalía, no puede verse el mar. Impresionan esas últimas palabras de una persona para quien el mar fue una perenne tentación de suicidio. Recordemos sus versos:
    Co seu xordo e costante mormorio
    atráime o oleaxen dese mar bravío,
    cal atrái das serenas o cantar.
    «Neste meu leito misterioso e frio
    -dime-, ven brandamente a descansar».
    El namorado está de min... ¡o deño!
    i eu namorada del.
    Pois saldremos co empeño,
    que si el me chama sin parar, eu teño
    unhas ansias mortáis de apousar nel.
    Rosalía penetraba, por fin, en ese mar-muerte donde tanto había anhelado reposar